
El gallito pelao
En la fiesta de San Ignacio, iba pasando un gallito pelao. En eso se asomó un zorro, que le preguntó:
- ¿A dónde vas, gallito pelao?
- A la fiesta de San Ignacio.
-¿Querís llevarme?
- Bueno – le contestó el gallito.
- ¿Y cómo vas a hacer?
- Éntrate por mi culito, tráncate con un palito.
Así lo hizo el zorro, y el gallito siguió su camino. Al rato, lo encontró el tigre, quien le dijo:
- ¿A dónde vas, gallito pelao?
- A la fiesta de San Ignacio.
- ¿Querís llevarme?
- Bueno – contestó el gallito - Éntrate por mi culito, tráncate con un palito.
El gallito siguió andando, y llegó a un río que estaba crecido. Metió las patitas en el agua, pero la corriente lo quería llevar. Entonces el gallito dijo:
- ¡No me llevís, agua! ¡No me llevís!
Pero como el agua lo quería llevar de todas formas, abrió el traste y con él se la tragó toda. Así pasó al otro lado del río.
El gallito iba pasando por un campo, y lo vieron tan lindo que el sueño del campo lo quiso agarrar para quedárselo. Lo pusieron en el gallinero con todas las gallinas. A cierta hora de la noche, el gallito dejó salir al zorro y éste acabó con las gallinas. ¡Qué susto se llevó el dueño al otro día!
- Lo voy a poner con las vacas – dijo el hombre.
Y llevó al gallito al potrero. A la noche, el gallito dejó salir al tigre, y éste acabó con las vacas.
- Este es el diablo, que está metío en el gallo – dictaminó el hombre, y mandó prender el horno para quemarlo.
Cuando el horno estuvo bien prendido, lo metió al gallo adentro. El gallito empezó a cantar y cantar. Después abrió el traste y dejó salir toda el agua del río, que apagó el fuego y siguió saliendo del horno, hasta que se ahogaron todos.
El gallito quedó dueño del campo con sus compañeros, el zorro y el tigre.