
El lobo y el cordero
Había una vez un lobo que estaba bebiendo en un arroyuelo, en la ladera de una colina, cuando levantó la vista y vio, poco más abajo, un cordero que recién comenzaba a beber. “Ahí está mi almuerzo", pensó, “si puedo encontrar una excusa para tomarlo”. Luego gritó al cordero:
- ¿Cómo te atreves a enturbiar el agua que yo estoy bebiendo?
- No, señor, no - dijo Corderito - si el agua está sucia ahí arriba, no puedo ser yo la causa, pues corre desde ti hacia mí
- Bueno, entonces - dijo el lobo - ¿por qué me llamaste con feos nombres hace un año en esta época?
- No puede ser - dijo Corderito - yo tengo sólo seis meses
- No me importa - gruñó el lobo - si no fuiste tú, fue tu padre - y así diciendo se precipitó sobre el pobre corderito y ñam ñam ñam ñam se lo comió todo.
Pero antes de morir dijo el cordero entrecortadamente:
- Cualquier excusa sirve a los tiranos.