
El zorro y el quirquincho
Indios Matacos
Estaba un día el zorro pensando en cómo conseguir comida sin hacer ningún esfuerzo, y se le ocurrió una idea. Fue a ver al quirquincho y le propuso una sociedad:
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Yo tengo un campo listo para ser sembrado y cosechado, y creo que no hay mejor cavador que usted.
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Podría ser – respondió el quirquincho.
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Las ganancias serán divididas en partes igual – prosiguió el zorro – Lo que salga arriba de la tierra será para mí, y lo que salga debajo de la tierra será para usted. ¿Le parece justo?
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Si usted lo dice, me parece bien – accedió el quirquincho, e inmediatamente se puso a trabajar.
El quirquincho cavó y cavó, y cuando estuvo la tierra preparada, sembró papas. Las plantas comenzaron a crecer y el zorro vigilaba el campo día tras día, orgulloso de su idea.
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Recuerde, lo de arriba es para mí y lo de abajo es para usted – le decía al quirquincho.
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Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Un día, las plantas estuvieron listas para ser cosechadas, y cuando el zorro vio que el quirquincho se quedaba con las papas y a él le correspondían tan sólo unas hojas inservibles, le dijo:
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Pienso, más bien, que con la próxima cosecha deberíamos hacer al revés. Yo me quedaré con lo de abajo y usted con lo que crezca por arriba de la tierra. ¿Le parece justo?
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Si usted lo dice, me parece bien – le respondió el quirquincho, e inmediatamente se puso a preparar la tierra para la nueva plantación.
En esta ocasión, lo que sembró fue trigo. Las espigas comenzaron a crecer y el zorro vigilaba el campo día tras día, orgulloso de su idea.
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Recuerde, esta vez lo de abajo es para mí y lo de arriba es para usted – le decía al quirquincho.
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Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Cuando el trigo estuvo listo para ser cosechado, el zorro vio con sorpresa cómo el quirquincho se llevaba las espigas, y él se quedaba únicamente con unas raíces inservibles. Finalmente dijo:
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Creo que lo justo será que en la próxima cosecha yo me quede con lo de arriba y con lo de abajo.
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¿Y qué será para mí? – le preguntó el socio.
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Lo del medio. ¿Le parece justo?
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Si usted lo dice, me parece bien.
Entonces, el quirquincho sembró maíz. Las plantas crecían y el zorro vigilaba el campo día tras día, muy seguro de que su idea no podría fallar esta vez.
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Recuerde, lo de abajo y lo de arriba es para mí, y usted se queda con lo del medio – le decía al quirquincho.
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Lo recuerdo, lo recuerdo bien.
Cuando llegó el momento de la cosecha, el quirquincho orgulloso cortó los chocos por el medio de las plantas, y dejó al zorro atónito con su parte de arriba y su parte de abajo.